Por mis venas corren versos de html, css y JavaScript pero también líneas de código con las mejores estrofas que jamás podrías imaginar.
El código es poesía y quien diga lo contrario, miente. Cuando me metí a estudiar Frontend Dev no me había imaginado que podría estar tan vinculado con mi otro mundo artístico, en este caso el de la poesía, pero al igual que a través de versos, componiendo estrofas para formar un poema, un proyecto también se divide en líneas de código que cobran sentido a la hora de darle vida a una página web. El fin es el mismo, transmitir algo que haga sentir al espectador.
El mundo poético es un mundo de escucha activa, de dejarse llevar a la hora de escribir, de sentir como bombea tu corazón por cada palabra, de ponerse a navegar por mar abierto y que los poros de tu piel se abran en canal y respiren la brisa de cada ola que surfeas. Por otro lado, en el mundo del desarrollo también hay que saber escuchar, tanto a nosotros mismos, como a los que tenemos alrededor, de visualizar que es lo que queremos transmitir a través de cada proyecto y de izar las velas de ese barco cargado de poesía para darle color a nuestro css, poniendo rumbo al puerto react a estribor o al puerto vue a babor.
Ambos mundos son cooperativos, ayudarnos unos a otros, compartir conocimientos, mucha comunicación y empatía, son la clave principal para que todo funcione de una manera fluida.
Recuerda, que hagas lo que hagas, sé tu mismo siempre y no te dejes llevar por la fama, o por ciertos beneficios suculentos que sólo te llevarán por el mal camino, ten los pies en la tierra y sé humilde.
Por último, quiero destacar lo que considero de vital importancia y es que para que todo funcione de manera bonita, tiene que ser accesible para todos, inclusivo, diverso y respetuoso.
Y pase lo que pase, cuídate. Tu salud y tú, vais primero que cualquier console.log('Hola Mundo');
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